Oración 1:

En el suave crepitar de la vela, invoco la energía vital de la Rosa de Jericó, símbolo ancestral de renovación y salud. Con profundo respeto, deposito la rosa seca en un recipiente con agua tibia, permitiendo que sus pétalos se desplieguen lentamente, como la promesa de la vida que renace. En esta sagrada conexión, solicito a la Rosa de Jericó que absorba las energías negativas que puedan afectar mi salud, transformándolas en vitalidad y bienestar. Que sus hojas verdes y exuberantes reflejen la fuerza y la prosperidad que deseo para mi cuerpo y mi mente. Con gratitud, agradezco a la naturaleza por este regalo y me comprometo a cuidar y potenciar esta energía sanadora.

Oración 2:

Bajo la luz de la Luna, me uno al ciclo eterno de la naturaleza al realizar el rito de la Rosa de Jericó para obtener salud y equilibrio. Con manos amorosas, sumerjo la rosa seca en un recipiente lleno de agua purificada, permitiendo que el agua abrace sus raíces ocultas. En mi corazón, pido a la Rosa de Jericó que despierte su poder curativo ancestral, absorbiendo cualquier malestar que haya en mi ser. Que sus hojas se desplieguen con la fuerza de la vida, renovando mi cuerpo y espíritu. Mientras observo este milagro, agradezco a la rosa por su sabiduría y le prometo ser un canal de salud y bienestar. Que la energía positiva fluya a través de mí, como el agua que nutre y revitaliza la rosa, creando un lazo eterno entre la naturaleza y mi propia sanación.